domingo, 1 de diciembre de 2013

LA BODA DE CLEO



ARTICULO: JAVIER DIAZ

¿Se imaginan al presidente y al vicepresidente de un gran club europeo, acudiendo de testigo y padrino a una boda maquinada por ellos, para acallar los rumores de homosexualidad de uno de sus fichajes estrella?. Pues sí, amigos, eso ocurría en el F.C. Barcelona de principios de los ochenta.

La llegada a la Ciudad Condal de Ronaldo Assis Moreira "Ronaldinho", de la mano de Joan Laporta, en 2003, revirtió la negativa deriva que el club "culé" venía atravesando durante el anterior lustro. Tras la mejor época que la entidad había vivido en su historia hasta ese momento, con 6 ligas, 2 Recopas y la ansiada Copa de Europa, en una gloriosa década de los noventa, la huida de Figo a Chanmartín y la desaparición del plantel de jugadores de la casa como Guardiola, junto a malas decisiones deportivas y económicas, provocaron que el equipo entrara en barrena. El patrón de aquel zozobrante barco no era otro que el padrino de nuestra historia; brillante negociador, su estilo directivo paternalista, gestión caduca e imagen "forofera" chocaron de bruces con una realidad futbolística moderna, que le había desbordado ampliamente.

Antes de que el gaúcho de la sonrisa gamberra repartiera su magia por el Camp Nou, otro paisano suyo intentó triunfar en el coliseo blaugrana: Cleo Ignacio Hickman, medio centro creativo, alto, rubio y  ojos azules, era un prometedor jugador del Internacional de Porto Alegre que se atrevió a afirmar que cuando los técnicos le vieran jugar, ficharía por tres años. Tres meses duró su aventura. 

Y es que ya su llegada fue como segundo plato. Tras la lesión de Maradona, Schuster dijo aquello de "venir de jugar contra el Bilbao es como volver de una guerra": el jugador germano ya había pasado por el mismo trance que el "Pelusa" cuando, en diciembre del 81, Jon Andoni Goicoechea lo lesionaba de gravedad. El Barça, líder destacado hasta el momento, perdía a su gran estrella para el resto de la temporada y necesitaba un recambio de urgencia. El elegido, en primera instancia, fue Toninho Cerezo, al que Lattek, Núñez y Gaspart se fueron a ver a una concentración de la "Seleçao". El acuerdo no fructificó y llegó, de urgencia, el protagonista de este artículo.

Su periplo futbolístico se reduce a 45 minutos en un amistoso contra el Hospitalet, y algún recuerdo en su tobillo de su compañero Zuviría en algún entrenamiento, ya que sus compañeros se debían sentir algo celosos al ver que Gaspart y Nicolau Casaus estaba encantados con "lo guapo que era". Pero si ha pasado a los anales es por el sainete que se organizó por unas declaraciones realizadas a una revista brasileña en las que afirmaba que "el homosexualismo no era anormal entre los jugadores, aunque nunca se practicara en las concentraciones" y en las que aseguraba "haber tenido experiencias homosexuales asumidas y tranquilas". Todo esto aderezado con unas sugerentes fotos del blondo mozalbete.

En la, aún conservadora y postfranquista España de la época, después de esto, desmiéntelo y demanda al periodista que te hizo la entrevista, pero ya ha sido un golpe en la línea de flotación. 30 millones de pesetas que ha costado y este pastel... lo debemos solucionar como sea. Ni corta ni perezosa, la directiva obligó a la novia del muchacho a viajar desde Brasil y organizaron una boda con premura con el "amic" Joan ejerciendo de padrino y el "President" Núñez de testigo, para acallar los rumores sobre la sexualidad del muchacho. 

El ejercicio terminó con otro "aquest any tampoc" y se salvaron los muebles con la Recopa ante el Standard de Lieja. Cleo volvió a su Brasil natal llevándose 5 millones de pesetas, un Ford Fiesta Blanco que le regaló la empresa Auto Casa, un jersey amarillo... Y una esposa, cortesía de la casa.

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