miércoles, 29 de mayo de 2013

GRAECIA CAPTA FERUM VICTOREM CEPIT

Fotomontaje: JdelCampo para Vavel.com


ARTICULO: Javier Díaz

Aquella tarde del mes de julio de 1954, se disputaba en Berna el partido que decidía quien heredaría la corona del Uruguay del "Maracanazo". Considerado uno de los mejores mundiales de la historia, Hungría se presentaba como el gran favorito. La maestría en el pase de József Bozsik, el descuelgue a la línea de creación de Nándor Hidegkuti, precursor del famoso nueve "mentiroso" del "guardiolismo", el poderío aéreo del malogrado Sándor Kocsis, el desborde de su compañero en el Barça, Zoltán Czibor y, sobre todo, el cañón de Ferenc Puskas(cuyo verdadero apellido era Purczeld, pero que "Pancho" se cambió, y que significaba "escopetero"), hacían que nadie de los que asistían al estadio Wankdorf dudaran del ganador, además de que, en la primera fase habían apalizado a su rival de aquel día, con un contundente 8 a 3.

La cita del titular pertenece al poeta latino Horacio, tratando de englobar en una frase como, la Grecia derrotada por las invencibles legiones romanas, conquistaba Roma a su vez, por medio de su arte, su cultura y su religión. El "Poder blando" de la democracia de Pericles, las historias de Leónidas y sus 300, o de Alejandro Magno llegando a los confines del mundo conocido, el conocimiento de Platón y Aristóteles,  las tragedias de Sófocles, el arte helenístico y la mitología de dioses y héroes del Olimpo se imponían al "Poder duro" del ejército de Flaminio.

En la capital de la Confederación Helvética, la lluvia hizo crecer a Fritz Walter, que en la Segunda Guerra Mundial había sufrido una malaria en un campo de concentración, y detestaba jugar los días con sol. También hizo que, gracias a las botas diseñadas por Adi Dassler, fundador de Adidas,  los suyos se adaptarán mejor al embarrado terreno de juego. Desde entonces, dos cosas: en Alemania, cuando hace una tarde desapacible se dice que "hace un día Fritz Walter".; y fue allí donde se comenzó a gestar la tradición germana de destrozar las ilusiones de contrincantes legendarios. Ellos ganaron los títulos pero son sus rivales los que perduran en la memoria.

En su mundial, en 1974, se volvió a repetir. Salió campeón pero la "Naranja Mecánica" de Rinus Michels, con Cruyff, Rep, Krol o Rensenbrink conquistó al mundo con su "Fútbol total". Es más, hasta la Polonia ahogada bajo la tormenta de Fráncfort, de los Zmuda, Deyna, Lato, Szarmach o Lubanski quedó en el recuerdo del aficionado neutral antes que sus verdugos.

También el glorioso "carré magique" de la Francia de Michel Platini, Alain Giresse o Jean Tigana, sucumbió al empuje de las hordas teutonas por dos veces. El mundo del fútbol se identificó con aquel "Fútbol champagne" tan vistoso como arriesgado, y demonizó a una generación de brillantes futbolistas, representados en la flagrante entrada de Schumacher a Battiston.

A nivel de club es el Bayern de Múnich quien ha representado ese papel. Bien lo saben los españoles. El Atlético de Madrid pasó a ser el "Pupas" tras el zambombazo de Schwarzenbeck, en aquel fatídico último minuto en la final de Heysel y Oliver Kahn fulminó las ilusiones del Valencia de Héctor Cúper en la tanda de penaltis de la final de San Siro.

El mítico Saint Ettiene de los 70, iconos de una época o el Leeds United que había creado Don Revie años atrás, al que incluso Tom Hopper retrató en su película "The Damned United", también cayeron ante el empuje de Beckenbauer y los suyos. El recuerdo es para la "Le Coq Sportif" verde de los dos Revelli, Bathenay o Larqué, y leyenda son los 44 días de Brian Clough enfrentado a su vestuario y llevados al cine.

Después de la final en que los bávaros han conquistado su quinto título continental, la historia se vuelve a repetir. Nadie duda de la brillantez y la superioridad con la que el Bayern ha logrado su objetivo. Tampoco de la calidad de Ribery, Lahm o Schweinsteiger, ni de la buena dirección de Juup Heynckes. Pero, sin embargo, es el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp el que se ha ganado el corazón de los aficionados.

La última final, decidida en un duelo fratricida, nos recuerda que antes de lanzarse a conquistar el mundo, también Roma tuvo que derrotar a Etruscos, Sabinos o Samnitas para dominar primero la Península itálica... Y que, a pesar de su aura de indestructibilidad y las llegadas de Pep Guardiola al banquillo, Mario Götze y, previsiblemente, Robert Lewandowski, los romanos también tuvieron que pasar por sus "Horcas Caudinas".