ARTICULO: JAVIER DIAZ
Cuenta el escritor francés que, abrumado ante tanta belleza, al salir de la Basílica de Santa Croce, "me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí y andaba con miedo a caerme". Algún loquero(en este caso loquera) del siglo pasado, observó, al menos, unos cuantos casos más de turistas que tuvieron parecidas sensaciones y le dió nombre y todo. Y es que alguien con sensibilidad artística no puede quedarse ajeno al visitar la capital mundial del arte. Ah! y al autor de "Rojo y Negro" no tuve el placer de conocerle pero los turistas japoneses son muy raros.
Vincenzo Montella es un golpe de aire fresco para un Calcio en ruinas. Pretende trasladar ese arte desarrollado durante siglos a las orillas del Arno, en un manifiesto futbolístico acorde con la imagen de la ciudad que representa. Aquilani, Pizarro o Borja Valero son los termómetros de la plantilla actual. Jugadores de toque, técnica depurada, clase y visión del fútbol. Y además juegan todos juntos.
La Fiore ha contado, ha lo largo de su historia, con jugadores de jerarquía, como Chiapella, Passarella o Dunga; otros desequilibrantes, como Julinho, Hamrim o Chiarugi; o depredadores del área como Amarildo, Graziani o Batistuta. Pero siempre ha habido especial sensibilidad por los genios creativos: Montuori, De Sisti, Merlo o, en tiempos más recientes, Roberto Baggio o Rui Costa.
El más representativo, el símbolo del club, pertenece a este último gremio. Giancarlo Antognoni. Uno de los
mejores "registas" de la historía, dirigía a su equipo y a la nacional italiana como Lorenzo "el Magnífico" dirigía su señorío. Y lo hacía, apoyado en su calidad técnica y en su excepcional visión de juego, con elegancia y porte, siempre cabeza alta, y con maestría. Era"Il Bello" en la ciudad de la belleza y del Cinquecento, de Brunelleschi, Leonardo, Miguel Ángel y Boticelli.
mejores "registas" de la historía, dirigía a su equipo y a la nacional italiana como Lorenzo "el Magnífico" dirigía su señorío. Y lo hacía, apoyado en su calidad técnica y en su excepcional visión de juego, con elegancia y porte, siempre cabeza alta, y con maestría. Era"Il Bello" en la ciudad de la belleza y del Cinquecento, de Brunelleschi, Leonardo, Miguel Ángel y Boticelli.
El Scudetto de la temporada 81/82 será recordado como el previo al éxito de la azzurri de Bearzot y del renacer de Paolo Rossi en España. O del final polémico, como no podía ser de otra forma, con la "Vieja Dama" de por medio: Juve y Fiore llegaban igualados a puntos en la última jornada y... Penalty inexistente que permite ganar a la Juve en Cataranzaro y gol anulado a "Ciccio" Graziani y empate frente al Cagliari. Es el inicio del odio "viola" y del "meglio secondo che ladro". También en la memoria porque, en un acto de profesionalidad, el brillante centrocampista irlandés, Liam Brady, lanzó la pena máxima definitiva, a pesar de que ya sabía que iba a ser sustituido por Michel Platini como extranjero y estrella del equipo.
Una tarde de domingo, mientras uno, despertando a esta afición, devoraba con fruición la previa semanal del
Mundial 82, que presentaban Josep María Casanovas y, el fallecido maestro de periodistas deportivos, Juan José Castillo, ví una de las más impactantes imágenes que había podido presenciar hasta entonces, y que ha quedado grabada a fuego en mi memoria. El domingo 22 de Noviembre del 81, La Fiore recibe al Genoa, lanzada hacia el título. Dirigida por De Sisti en el banco y nuestro protagonista en la cancha, cuenta con Galli en la puerta, Vierchowood atrás y Bertoni, Graziani y un joven Massaro en la parte ofensiva. El Genoa de Simoni planta cara, hasta que un penalty en el minuto 53 es transformado por el propio Giancarlo. En una de las jugadas siguiente, se vuelve a plantar sólo ante el meta genoano, al que intenta superar con un remate de cabeza. Martina, que así se llamaba el cancerbero "rossoblú" salta a la desesperada, impactando en la cabeza del capitán florentino. El jugador queda tendido en el terreno de juego, con inquietantes espasmos. El Comunale se espanta. Como si un terremoto hiciera tambalearse al Ponte Vecchio. Como si un desalmado amenazara con rajar "El nacimiento de Venus". Como si algún integrista quisiera cubrir las partes del "David".
Mundial 82, que presentaban Josep María Casanovas y, el fallecido maestro de periodistas deportivos, Juan José Castillo, ví una de las más impactantes imágenes que había podido presenciar hasta entonces, y que ha quedado grabada a fuego en mi memoria. El domingo 22 de Noviembre del 81, La Fiore recibe al Genoa, lanzada hacia el título. Dirigida por De Sisti en el banco y nuestro protagonista en la cancha, cuenta con Galli en la puerta, Vierchowood atrás y Bertoni, Graziani y un joven Massaro en la parte ofensiva. El Genoa de Simoni planta cara, hasta que un penalty en el minuto 53 es transformado por el propio Giancarlo. En una de las jugadas siguiente, se vuelve a plantar sólo ante el meta genoano, al que intenta superar con un remate de cabeza. Martina, que así se llamaba el cancerbero "rossoblú" salta a la desesperada, impactando en la cabeza del capitán florentino. El jugador queda tendido en el terreno de juego, con inquietantes espasmos. El Comunale se espanta. Como si un terremoto hiciera tambalearse al Ponte Vecchio. Como si un desalmado amenazara con rajar "El nacimiento de Venus". Como si algún integrista quisiera cubrir las partes del "David".
Tras dos paradas cardiorrespiratorias, el médico del equipo ligur y el masajista local, logran reanimarle, tras varios segundos clínicamente muerto. Tiene una rotura craneal, y todos los que rodean la escena se desesperan. Los jugadores, todos, lloran y no saben qué hacer. El juego continúa y la Fiorentina gana 3-2.
Milagrosamente se recupera y, en un corto período de tiempo, vuelve para estar a punto de guiar a su equipo al tercer título de campeón de Italia. Posteriormente será el líder del mediocampo italiano en España, a pesar de su lesión en la semifinal ante Polonia, que le obligó perderse la final del Bernabéu y completó otras 5 temporadas más como capitán, con, sólo, el título de Copa del 75. Pero eso ya es otra historia.
¡qué jugador Antognoni! Saludos desde Perú.
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